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domingo, 10 de enero de 2010

LA CONTINUACION


Termino el verano, junto a los roces con mi primo y a los tocamientos. Otra vez al hogar dulce hogar, donde podrá dar rienda suelta a sus instintos sexuales, donde nuevamente se encontraría con ella misma y podría dar paso a sus sueños, deseos y fantasías.
Cada vez que sus padres decían de salir, buscaba escusas para quedarse en casa, ya que las salidas familiares eran de juzgado de guardia.
Salir de una casa para meterte en otra, con gente a la que ni conocías y para oir paridas y lo buna que es la gente aconsejando, pero luego esos consejos no son capaces de llevarlos a cabo en sus propias vidas.
En fin, no siempre podía se podía librar, pero habían veces que la dejaban quedarse en casa y la daban por un caso perdido. Ahí empezaba su día de pecado, de lujuria y con la necesidad de sentir como su cuerpo se estremecía una y otra vez.
Su padre tenía una colección muy suculenta de videos porno, los tenía escondidos en el armario, pero…….. que niño no ha registrado los armarios de sus padres antes de reyes para saber cuan generosos iban hacer estos.
En una de esas búsquedas ella junto a sus hermanos encontró ese valioso tesoro que para los otros fue insignificante y deleznable. Cada día que pasaba tenía más claro que su sitio no estaba en el cielo, estaba segura que iría de cabeza al infierno, pero estaba tranquila y contenta ya que allí abajo estaría toda la diversión.
Se dirigió a la habitación de sus padres, abrió el ropero y ahí estaban, no sabía cual elegir, así que se llevo unas cuantas al cuarto de la tele, se desnudo y puso la primera, no daba crédito a lo que estaba viendo, al principio le dio algo de asco, luego sintió un poco de miedo al oír los gritos de la mujer que estaba siendo penetrada, ya que pensaba que gritaba de dolor.
Pero aun así no lo apago, siguió mirando y sus ojos cada vez se volvían más cristalinos, sentía como su cuerpo respondía a esas imágenes que en principio le parecieron grotescas y ahora tenía la necesidad de tocarse viéndolas y sintiendo los gritos de esa mujer.
Quería estar en el lugar de esa mujer y saber qué es lo que estaba sintiendo, no lo sabía a ciencia cierta, pero sí que tenia la intuición de que aquello tenía que ser el no va más.
Se miraba sus partes y miraba las de aquella mujer, a ella no le colgaban los labios, ni su agujero era tan grande, que conste que hoy en día sigue siendo igual, ni le cuelga nada, ni está abierta en canal, jajajajajajaja
Y eso que tenía el hombre, no daba crédito, como podía ser tan grande y gordo?, el de su primo era minúsculo y arrugado.
Quería sentir como la besaban y la acariciaban, ella no pensaba en hacerle nada a nadie, en ese momento solo quería recibir y se dio cuenta de la hora que era y que si no guardaba la cinta donde estaba y se vestía, si que iba a recibir, una buena paliza .
Durante días, semanas, meses no podía quitar esas imágenes tan impactantes de su mente y se masturbaba una y otra vez, pensando que era ella la que estaba allí con ese pedazo hombre.
Sus días ya no eran igual, no tenía ganas de jugar a la comba, ni a la teja ni abole bol. Sus amigas le parecían de lo mas infantiles, sus ratos de patio se los pasaba acercándose a los chicos y mirando sus paquetes, pensando de que tamaño seria su miembro ya que cada vez que se acordaba del tamaño de su primo le tentaba la risa.
Fueron pasando los meses y los años, llegaba la edad de la bobería, esa de tener su primer novio, a los doce años empezó a tontear con un amigo de clase, en el cole tenían que estar separados, pero al salir del cole, se dirigían a su refugio, donde en verdad iban tod@s a magrearse.
Al principio, cuando la besaba sentía asco, se limpiaba sus babas y se daba cuenta de que eso no era lo que ella esperaba, ella pensaba que un beso tenía que ser algo mágico y los que le daba este eran mágicamente asquerosos.
Un día decidió ser ella quien tomara la iniciativa (ahora no deja que sean otr@s, quienes la tomen), acercarse a él, coger su mano, ponerla en su pecho y ella besar sus labios, el chico no lo esperaba se quedo de piedra estaba asustado, pero se dejo llevar, ahora si era un beso, sus labios se juntaron, comenzaron a besarse con dulzura, con suavidad, sus lenguas se encontraron y esta vez no sintió asco de su saliva, casi la notaba, eso si el chico había dejado la mano en su pecho inmóvil, tal y como ella se la había colocado.
Ella deslizo su mano de exploradora hasta la entrepierna del susodicho. Este se levanto de un brinco, al mirarlo a la cara estaba colorado como un tomate, y al mirar su entre pierna, note un bulto que antes no estaba.
Sus ojos se iluminaron y sintió como sus braguitas se mojaban.
Ahora al recordarlo, al sentirlo nuevamente se ha vuelto a mojar, asi que hasta pronto ya que a esto hay que ponerle remedio.
Besistos para nada inocentes