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jueves, 4 de febrero de 2010

LO LLAMAN DESTINO


Se que con este relato se van a decepcionar un poco, pero en los próximos se desatara la lujuria.
Bueno esta chica que ya no tan niña!!!!!!!!!, tenía claro que no se podía ser más feliz y que no se le podía pedir más a la vida.
Había encontrado a esa persona que le hacía sentir mujer y que la satisfacía como tal.
Era su pareja, su amante, su confidente, su mejor amigo, su cómplice, era todo en uno y eso era muy difícil de encontrarlo, como para dejarlo escapar.
Era sábado, habían pasado todo el día por fuera y ella tenía planes para la noche, planes que se vieron truncados ya que él quería salir, uno de sus colegas cumplía años y este hacia un asadero en la playa, pero como que a ella no le apetecía mucho ese plan, ya que casi siempre era la única chica que acudía a esas fiestas y se sentía un poco incomoda.
Le dijo a el que si no le importaba ir solo, el le dijo que no, pero que le apetecía que ella estuviera con él, ella le explico cómo se sentía y el no insistió mas, quedaron en verse al día siguiente y pasar todo el día en la playa.
Al día siguiente recibió una llamada de teléfono, era la hermana de él, lloraba desconsolada y ella se temió lo peor, le pregunto que si su hermano estaba bien y esta le dijo que no, que en la madrugada de vuelta a casa había tenido un accidente de tráfico y que acto seguido había fallecido.
La chica sintió como su corazón se hacía pedazos y estos pedazos la desangraban en su interior, soltó el teléfono y se sentó en el sofá, sus ojos se inundaban y por dentro estallaba su ira, su impotencia, su culpabilidad, empezó a llorar y a gritar desconsoladamente y por su cabeza solo rondaba la idea, de que si lo hubiese acompañado a ese asadero aun estarían juntos si no en la tierra, alla donde fuera, pero siempre juntos tal y como se habían prometido.
Se vistió, salió como las locas de su casa hacia la de él y al llegar allí estaba toda su familia al pie de ese ataúd .
No podía ser, pensó que todo tenía que ser un sueño, que de un momento a otro despertaría de esa pesadilla en la que le costaba respirar, perro cuando su hermana se abrazo y le dijo que se les había ido, se dio cuenta que era real, que era cierto, que el estaba allí, metido en esa caja de madera y que sería la última vez que lo vería, que había perdido todo lo que de verdad le importaba en una sola noche .
Se dio cuenta de que no quería seguir viviendo si no podía estar junto a el, que con el se iban todas sus ilusiones y toda su vida.
Al acercarse a ese ataúd y mirar por el cristal, le vio, miro su cara y vio esa sonrisa que siempre tenía para ella, puso sus manos sobre el cristal y se fue llorando, quiso verlo por última vez, pero fue incapaz de ir al cementerio a ver como lo encerraban entre sementó.
No había consuelo alguno para ella, dejo los estudios, ya que el ir al instuto y no verlo , no sentirlo, no poder tocarlo, besarlo, todo eso la estaba matando y no podía ni quería estar allí si no era con el.
No quería salir, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, vivió un año , en el exilio de su propia vida, hasta que decidió continuar, estaba enfadad con el mundo ya que el mundo le había dado la espalda. Empezó a trabajar y todos pensaban que era bastante rarita, ya que no hablaba con nadie y una vez terminaba se marchaba a su casa.
No quería que los tíos se le acercaran, ni le gustaba sentirse observada por ellos, no concebía la idea de estar con ningún otro hombre,.
Según pasaban los meses, iba relacionándose más con sus compañeras y lo estrictamente necesario con los compañeros.
Las chicas la invitaron a salir y ella dijo que no le apetecía, pero fue tanta la insistencia que al final accedió.
Una vez en la discoteca, todas bebieron como esponjas, ella la que mas, ya que el salir de noche le trai demasiados recuerdos, todos buenos, pero no por ello menos dolorosos.
Una de las chicas jugando se sentó en su falda y cuando se quiso dar cuenta la estaba besando, se levanto dejándola caer y se fue como alma que lleva el diablo, camino a su casa no dejaba de preguntarse qué demonios había pasado.
No puedo pegar ojo en toda la noche, solo en pensar que al día siguiente la tendría que ver. A la vez que pensaba que quien se tendría que sentir avergonzada era la otra y no ella.
Pero cuál sería su sorpresa, al ver que la otra actuaba como si nada hubiera pasado, cada vez que se le intentaba acercar, ella huía.
No quería que volviera a pasar lo de la noche anterior y tampoco le apetecía que se le acercara.
La otra encontró la ocasión para hablar con ella y explicarle lo que había sucedido en la noche, le dijo que como no hablaba con los chicos ni se acercaba a ellos, pues pensó que era como ella , lesbiana.
Esta se sentía tan incómoda que no le salían las palabras, le explico que no era lesbiana y que no se sentía atraída hacia las mujeres.
La otra lejos de pedir disculpas volvió a besarla, pero esta vez no la rechazo ni se fue corriendo, tampoco fue un beso correspondido, pero dejo que la otra hiciera, la volvió a invitar a salir, pero declino su invitación, le dijo que tenía que pensar en todo esto.
Estuvo durante todo el sábado y el domingo dándole vueltas al tema y pensó que ya que era incapaz de mantener relaciones con los hombres quizás lo podría hacer con las mujeres, aunque no sabía que es lo que se hacía y le daba un poco de asco.
El lunes en el trabajo, la otra no dejaba de mirarla, pero sin acercarse a ella y ella tampoco tenía ninguna intensión de decir nada si no le preguntaba.
A la hora del desayuno, se fueron a tomar un zumo natural como cada mañana al puesto de al lado. La otra se puso a su lado y ella sintió como ponía su mano en su muslo, la miro, se bebió el zumo y se fue nuevamente al supermercado, la otra fue atrás y le pregunto que si ya se lo había pensado a lo que esta le respondió que si, pero aun habían lagunas.
La otra le dijo que bajara al almacén para hablar y una vez allí volvió a besarla pero esta vez le metió su lengua hasta la garganta, mientras con sus manos le acariciaba la cabeza.
Ella se dejo llevar y puso sus manos en la espalda de la otra, los besos eran cálidos y desesperados y las manos de ambas se perdían entre las blusas.
Continuara………………………………………..